Jaime Latre no influyó en un partido duro y trabado
Jaime Latre confirmó su nivel ayer en el Calderón. En el primer cuarto de hora del Atlético-Valencia el juego fue disputado y noble. En el 16’ no hay nada en el área: se señala un codazo de Torres a Otamendi en el salto y el árbitro acertó al no pitar penalti. No hay falta del valencianista. En el 28’ hubo una entrada muy fea de Juanfran sobre Gayá en la que le pisó la pierna. En el 33’ se reclamó mano de Tiago cuando le pasa a Koke para marcar. Esa mano no existe: el contacto se produjo con el hombro y el gol del Atlético fue legal. Y en el 44’, Enzo Pérez hizo una entrada muy peligrosa sobre Tiago, por lo que fue correctamente amonestado. Este primer tiempo al final se endureció y todas las tarjetas fueron equilibradas.
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En la segunda parte, las dos únicas acciones fueron un error del asistente en el 86’ al señalar fuera de juego a Juanfran, que no era. Y en el 89’, cuando sí acertó en señalar posición incorrecta en el remate de Mandzukic. En esta segunda parte, el juego siguió muy trabado y con acciones subterráneas pero fue no violento. No existieron más jugadas conflictivas.
Jaime Latre sacó 13 amarillas y una roja. Todas justas, en mi opinión, sobre todo por la cantidad de entradas con los codos. Por eso, el árbitro pudo controlar el partido. Y demostró su personalidad, con seriedad y neutralidad a la hora de señalar las faltas y también en los pocos errores cometidos. Confirmó lo que dije ayer: en su primera temporada, este árbitro ha demostrado que hay colegiado con futuro por delante.




