Asenjo anima la Liga
La Liga está viva. Confiarse es pecado. Y más cuando el rival es el Villarreal. Un señor equipo. Y un equipo señor. Cuajado de jugadores con talento, vigor y saber estar. Y un entrenador currante, estudioso y listo: Marcelino. Con el Submarino Amarillo no puedes salir como lo hizo el líder en la primera parte. Entre adormilado, desangelado e inapetente. Como si pensasen los pupilos de Ancelotti que ante los suplentes del Villarreal (me parecieron casi tan buenos como los titulares) esto sería pan comido. Pero enfrente había un equipo sin escondites. No engaña. Por eso tumbó al Salzburgo, por eso sigue metido en zona Europa League y por eso está a un 2-0 de hacer historia metiéndose en la final de Copa a costa del Barça. Hubiera sido bueno que en la cena de la plantilla blanca del pasado jueves, entre plato y plato, alguien les hubiera mostrado un vídeo de su rival para que hubiesen encarado el duelo con más ritmo, intensidad y fortaleza mental. En ese primer tiempo infame jugaron con más lentitud que el caballo del malo. Los campeones del Mundo deberían aprender la lección...
Noche de porteros. El que avisa primero no es traidor. Y eso hizo el equipo de Marcelino con una doble ocasión que era pura golosina. Gerard se quedó solo ante Casillas, pero este recordó quién es todavía parando el mano a mano al convertir su portería en una caja de cerillas. El rechace lo fusiló Moi Gómez, pero ahí apareció Carvajal para hacer de Iker. Seguía el 0-0. Y gracias. Se atisbaba una noche complicada para esa minoría empeñada en pitar al capitán pese a sus méritos pasados, presentes (¡salvó el 1-2!) y futuros. Y frente a Iker estaba Sergio Asenjo, al que veíamos como su heredero natural. El palentino fue un felino. En la segunda parte, en la que el Madrid se activó, irrumpió Cristiano y parecía que los goles llegarían por fin quitando las gafas del electrónico. Pero Asenjo le cogió la matrícula al tres veces ganador del Balón de Oro. Le contabilicé en mi agenda hasta cuatro paradas enormes al portugués (en el penalti no pudo hacer nada porque CR7 sí que sabe tirarlos...). Asenjo on fire. Sacó un disparo cruzado letal. Dos mano a mano que eran gol sí o sí. Y dejó para más adelante un vuelo sin motor ante un cabezazo magistral de Cristiano, que heló la sangre del líder. Una parada de esas que te desinfla y te hace pensar: “¡No hay quién le meta un gol a este tío!”.
Cambios. Si su equipo B le bastaba al Villarreal para manejar la velada, imaginen qué pasó cuando Marcelino miró a su banquillo y sacó de la chistera a Trigueros y Vietto. El argentino es fichable (delantero de muchos quilates) y el talaverano fue un siete pulmones que dejó en evidencia que Kroos está fundido y que con la BBC la medular del Madrid es un muro lleno de grietas por las que se filtra el enemigo. Y así llegó el 1-1 de Gerard. El ariete de Santa Perpetua de Moguda dio la razón al papá de Cheryshev. El extremo ruso escribía ayer en AS que el catalán es “el jugador favorito de mi padre”. Buen gusto.
Toca animarse. Eso me dicen los peñistas de Madrigal de las Altas Torres y Arévalo (Ávila), Moral de Calatrava (Ciudad Real), Villalba del Rey (Cuenca), Llinars del Vallés (Barcelona), Vall de Uxó y Lucena del Cid (Castellón), Los Profetas de Nicaragua, Marrakchi Fehd (llegado de Casablanca), Mario Buitrago (que viajó desde Bogotá) y María José de Belalcázar. Y va por Cayetano, que nos dijo adiós. Hasta siempre, maestro.