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Una partida de ajedrez que no permite despistarse

Un Clásico de pronóstico incierto. Se avecina un Clásico más, un reclamo de atención para la gran masa, para informativos generalistas de televisión. La quinta final Barcelona-Real Madrid en los últimos seis años. Viendo la manera en la que encarrilaron sus respectivas semifinales se antoja fundamental la recuperación física, la puesta a punto cuando amanezca el domingo en Las Palmas, ya enterradas la sardina, la carne y la diversión con la inevitable llegada de la Cuaresma. Una final de detalles donde un movimiento precipitado de sólo una pieza te manda al traste la partida de ajedrez. La foto del anuncio, Llull y Oleson cara a cara, en la calle llena de polvo, con el viento del norte haciendo a una zarza rodar.

Selección de personal. Cuanto mejores y más numerosos son los recursos, más determinante resulta la rotación, la elección de los jugadores en cada momento, en cada partido, en cada fase de la temporada. La aparición de Germán Gabriel y Lampe en el tramo decisivo de la semifinal resultó impactante. Es indudable que Xavi Pascual dispone y presume de esa habilidad, del instinto estratégico para tomar de manera acertada este tipo de decisiones de selección de personal. Con tres minutos consumidos del último cuarto y estando Unicaja seis puntos por delante Pascual priorizó, premió la plenitud y la frescura, la respuesta física de Satoransky, Oleson y Hezonja. Apostó por dejar a Lampe de cinco y metió al témpano de hielo y minuciosidad que es Doellman, una combinación que desencadenó el parcial definitivo de 22-4 para el Barcelona. Lampe es un arma letal de poco uso, un invento, una sorpresa camuflada como un arma de las que Q le suministraba al Agente 007. Satoransky sube graduación y jerarquía mes a mes anunciando un hipotético encogimiento de Marcelinho. Y Oleson, ay, Oleson. Cuando el dúo del pick&roll de Utah Jazz se descuadraba, aparecía el cazador de recompensas Jeff Hornacek. Oleson es un pistolero similar, tan letal como solidario.

Diferente rival, misma solución. La anarquía calculada del FIATC Joventut desactiva pívots rivales como Sean Connery inutilizó la bomba junto a las reservas de oro de EE UU en James Bond contra Goldfinger. Un equipo moderno, hipster, un soplo de aire fresco en el baloncesto de hoy, de los que alteran a los entrenadores rivales hasta exprimir vídeos y pizarras, y luego acaban haciéndote lo que sabías que te iban a hacer sin que puedas neutralizarlo. Con un parcial final de 13-4, la Penya rubricó una gran primera mitad. Laso volvió a demostrar virtud de ajuste en el tiempo de descanso, como en el partido contra el CAI. El Madrid, como el Barcelona en el último cuarto de su semifinal, recurrió al músculo, a la exuberancia proteica: Maciulis, Ayón y la moto de Llull voltearon el partido con un 17-2 de parcial favorable al conjunto de la capital. Llull lleva desatado e hiperactivo varios meses, sin darse un respiro. Rompieron el partido para nadar a favor de corriente hasta el final.