Nuestro rugby se merece más

Cada año por estas fechas comienza el Seis Naciones, y lamentamos que el rugby sea la cenicienta de nuestros deportes de equipo. ¡Con lo bien que nos va en todos, y el rugby, en cambio, no acaba de situarse en la élite! ¡La competencia que hay en el fútbol, y hemos sido campeones! En baloncesto también lo fuimos cuando somos un país de bajitos. El balonmano era cosa de tíos fuertes y muy de países del Este, y después de haber sido los mejores, nos seguimos codeando con los mejores. Del waterpolo, otro tanto. Como del hockey y del fútbol sala. En rugby no es que pretendamos pertenecer al exclusivo club de las Seis Naciones, pero sí al menos ir situándonos para llamar algún día a la puerta por si se ampliara la lista.

Eso parece quedar muy lejos, aunque ayer ganáramos a Rusia en el Seis Naciones B. Pero nunca hemos quedado primeros en este torneo, algo que sí han conseguido Georgia, Rumania y Portugal. Habría que plantearse en algún momento unos planes especiales de ayuda al rugby para conseguir elevar el nivel, tal y como se hizo un día en la natación. En la natación se analizó que no había ninguna razón física ni objetiva para que franceses, italianos, holandeses, alemanes, etc., nos ganaran, y esos planes comienzan a dar resultados. En el rugby estamos a la espera de un milagro. O a la espera de que nos rescaten las mujeres, tal y como ha sucedido en otros deportes. No sería de extrañar. Se están situando para ir a Río 2016.