Hay una etiqueta que se transforma en cemento y arrastra a su indefensa víctima al fondo del mar. Suele ser letal: ‘el nuevo Fulanito’. De Robinho a Freddy Adu, muchos talentos han sucumbido al peso de ser el nuevo Pelé. Las catacumbas de la NBA acumulan cadáveres de quienes iban a ser Jordan y se quedaron en promesas rotas. El beso de la muerte también amenazó a Isco y Koke.

El nuevo Iniesta y el nuevo Xavi. Pese a las obvias diferencias (Isco tiene más gol y menos toque, Koke más despliegue y menos visión), han sido designados para suceder a los dos mejores españoles de la historia y guiar a la Selección en una transición de éxito improbable. Sin presión, chicos. Lo impresionante es que han respondido: nacidos en el 92, son ya pilares indiscutibles de dos de los grandes equipos del mundo. En unos años buscaremos a los nuevos Isco y Koke. Y no los habrá. Son únicos.