La Fórmula 1 ya no es tan atractiva para los patrocinadores

Hace unos días, un directivo de CEPSA, la petrolera que patrocina a Toro Rosso, me explicaba la inquietud con la que viven la situación de la Fórmula 1. El producto que ofrece Bernie Ecclestone a las empresas que apoyan su negocio es cada vez menos atractivo, lo que sumado a las apreturas que viven muchas de estas compañías (en España desde luego pero también fuera de nuestro país) puede llegar a poner en serios apuros la supervivencia de los equipos, especialmente de los más modestos. La sensación de muchos de los responsables de estas grandes marcas es que el campeonato permanece ajeno a la realidad del mercado, tanto en las exigencias presupuestarias como en la relación con sus seguidores, pasando por el interés deportivo, la espectacularidad de los circuitos e incluso el modelo televisivo.

Al margen de las consideraciones de cada una de las partes implicadas, lo que parece indiscutible es que el problema existe. Escuderías al borde de la desaparición, coches con muy poca mancha publicitaria, pilotos que deben pagar por competir para completar presupuestos, promotores de grandes premios con dificultades para sacarlos adelante… Pensar que el potencial de las economías emergentes es suficiente para amortiguar el impacto de cuanto sucede me parece una visión muy corta de la crisis y de terribles efectos a medio plazo. Los responsables de las escuderías son conscientes de ello y reclaman a Ecclestone soluciones, que yo diría empiezan a tener carácter de urgencia. Asumir que algo está pasando, analizarlo y tomar medidas adecuadas es la única forma de impedir que la cosa vaya a peor… antes de que sea demasiado tarde.