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El ‘Masterchef’ de Malabo y su mítica ‘pepe-sup’

Naturalmente, el Masterchef guineoecuatoriano arrancaría con un pepe-sup, esa ardiente sopa que tanto sirve para engañar el estómago, sacudirse de encima la modorra o para combatir una buena resaca. Desde luego, no es complicado de hacer. Sólo hay que disponer de picante o guindilla y un buen pescado o un pedazo de carne de caza. Se puede cocer con el picante incorporado o bien dejarlo aparte para que cada comensal se torture a su gusto.

Antes del aterrizaje forzoso del ébola, nativos y no nativos le daban de lo lindo al antílope, al chuku-chuku (o sea, puercoespín) al pangolín y a toda clase de carne brava, pero ahora hay que ir con mucho cuidado y, además, la autoridad competente, con excelente criterio, ha prohibido su venta en el mercado público, aunque hay quien de extranjis y por su cuenta y riesgo, persiste en cazar y comer. Gracias a Dios que todavía uno pude disfrutar de unos excelentes caracoles o un bilola prodigioso como el que se zampó, ayer, mi menda en Friendship Pizza Queen.

En Malabo se come muy bien y te puedes encontrar a un chef bubi preparando un mandja (guiso de procedencia fang, a base de hojas de manyoca prensada) a un fang preparando pixoj (pan de yuca annobones) y un criollo dándole duro al bocao (hervido bubi de verdura). A veces es caro y otras algo más barato, depende del bolsillo y las pretensiones, como en todas partes, pero en los Centros Culturales, tanto en el español como en el francés y el guinoecuatoriano, puede uno regalarse el estómago de manera más que exquisita.