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Martes y 13: decidimos volar en helicóptero

Martes y 13. Ni te cases, ni te embarques. Y, por supuestísimo, ni se te ocurra seguir una etapa del Dakar en helicóptero. Pero nada, desoyendo todos los principios de la superstición, me embarqué en el Bel 412 de la Fuerza Aérea Chilena para vivir desde el aire la etapa entre Iquique y Calama. Los que me conocen saben que no soy nada amigo de esos pajarracos, pero el deber es el deber, y no quería dejar pasar la oportunidad de vivir una jornada dakariana de una manera diferente.

Y ya me estaba arrepintiendo desde el primer minuto. Nada más despegar la niebla envolvió las dunas cercanas al campamento, y hubo un momento en el que creía que nos empotrábamos contra ellas. Pero, superado el primer susto, tiramos sin incidentes hacia la salida de la etapa, donde vimos salir a las últimas motos y quads y los primeros coches. Isaac, el capitán, me tranquilizó explicándome que el helicóptero es un gran aparato que cuesta 14 millones de dólares, con 1.800 caballos de potencia, una velocidad máxima de 280 kilómetros hora y un crucero de 220. Además, me contó que pilotó durante seis años el helicóptero presidencial, y en sus manos han estado los presidentes Lagos, Piñera y Bachelet. Lo curioso es que, mientras que en el campamento las horas pasan muy despacio esperando noticias cuando transcurre la etapa, desde el aire la jornada se ha pasado volando… nunca mejor dicho. Y, superados los miedos, ha merecido la pena.