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El código de descifrar a Leo Messi

Además de un jugador buenísimo, Messi es, reconozcámoslo ya, un cachondo. Un tipo que tras ese aspecto tímido tiene una retranca un tanto sádica que le lleva a pasárselo bien en medio del caos. Que ayer llegara a Zúrich después de desmentirlo todo en Barcelona TV en un ejercicio mucho más cercano al ejercicio de la autoridad (“aquí mando yo, se hace lo que yo digo y punto”) que a la defensa de la verdad y dijera que “no sé dónde estaré el año que viene”, puede ser una manera de hablar. Desde el principio me pareció que con la respuesta buscaba más el final de la rueda de prensa y acabar pronto que dar un mensaje meditado. Lo que pasa es que el Barça está en carne viva y cualquier raspadita hace ver las estrellas. Puede que Messi no midiera eso. Luego, cuando en la zona mixta matizó y dijo que “era una forma de hablar”, el culé volvió a respirar y a ponerse cremita.

Pero duró poco la paz. Enseguida se supo que Messi había votado como tercer mejor entrenador del año a Mourinho. Sí, Se acordarán de él. El que le metió el dedo en el ojo al que, según explican, fue el entrenador que más ha conectado con Leo desde que llegó al primer equipo del Barça. Tampoco es que Mou, un grandioso entrenador, hubiera tenido el año pasado su mejor campaña. Con esos gestos, como pasa con sus follows en Instagram o con los mensajes de su entorno que él niega a posteriori, imagino que se lo pasa en grande. O es un cachondo integral o que alguien nos pase el código para descifrarle.