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Entregar premios individuales en un deporte donde prima lo colectivo siempre es complicado. Nunca queda del todo claro cuáles son las premisas sobre las que se cimientan este tipo de galardones. Quiero pensar que es una mezcla entre un rendimiento óptimo del propio futbolista, dentro de un equipo o selección que haya tenido un año exitoso a nivel de títulos. Messi, a mi parecer, este año no tiene opciones. Hemos visto al peor Leo desde que es futbolista profesional, lejos del jugador casi extraterrestre de temporadas pasadas. Neuer es un excelente portero, quizá el mejor del mundo en estos momentos y ganó el Mundial. Pero en la selección alemana la estrella era el bloque, el conjunto. Ningún jugador sobresalió lo suficiente como para plantar cara a Cristiano.

El portugués ha tenido un año sobresaliente. Exceptuando el Mundial, donde jugó lesionado, su nivel ha sido bestial. Sus números en Liga y Champions son de otro planeta y, además, no para de crecer como futbolista. A su voracidad goleadora le está sumando un gran número de asistencias, lo que le hace cada vez más completo. Nunca se cansa de mejorar. Su capacidad para aportar cada vez más cosas al equipo es única y a día de hoy es, sin duda, el jugador más determinante del planeta fútbol.