Acorralado ante el paredón

Bartomeu es un hombre acorralado al que se le acaba el discurso. Únicamente así puede entenderse que el presidente menos votado de la historia del club (0% de votos) haya accedido a convocar elecciones anticipadas. Unos comicios convocados tras una comida con “algunos de mis directivos”, no tras la junta directiva extraordinaria prevista para esta noche y que fue suspendida a la hora de los chupitos de la mencionada comida.

El presidente del club mantuvo ante la prensa un discurso errático en el que al tiempo que se alardeaba de transparencia no se explicaba nada. Sigue sin saberse porque se cesó a Zubi “perdí la confianza en él”; ni cuándo serán las elecciones, “a final de temporada, pero no sé cuándo”; ni como afrontar la sanción el TAS “enviaremos una carta muy dura a la FIFA que no está redactada”; ni qué pasa con Messi, “sólo hay que verle en el campo para ver que no es el del año pasado, está motivado”; ni quién será el nuevo director deportivo, “estamos creando una comisión para buscarlo, ya veremos hasta cuando le hacemos contrato”; ni qué pasará con Luis Enrique, “no lo veo dimitiendo, tiene contrato hasta 2016, pero los resultados mandan”; ni en qué planeta vive el presidente “tengo la sensación de que el socio está contento con la marcha del club”. La Tierra llamando a Melmak.

Bartomeu está contra el paredón y la única manera de huir del pelotón de fusilamiento es romper el muro ante el que van a masacrarle. Lo que ignora el presidente es que detrás de ese muro está otro pelotón de fusilamiento. El del fuego amigo de su junta en la retaguardia. La misma que ayer, en una comida le forzó a convocar elecciones. Tiene los días contados y el enemigo en casa.