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Los Reyes de Madrid visten de rojiblanco

Ni siquiera me vas a enfadar, Tomás. Ni me obsesiona el Madrid ni sus jugadores. Esta noche es la de Fernando Torres y la fiesta que se vivirá en el Calderón. La cita que me preocupa es la de Barcelona del domingo. De momento, y en lo que va de temporada, los Reyes de Madrid visten de rojiblanco y estamos más que felices y orgullosos. Tampoco la Copa la vamos a utilizar como excusa y como tapadera para posibles errores a final de campaña. Somos un grande y el vestuario tiene otras metas. La Liga y la Champions son nuestras prioridades.

Además, y dentro del buen rollo que tenemos, nos hacéis el favor de que no juegue Iker Casillas, que a lo largo de tantas temporadas ha sido nuestra auténtica pesadilla. Tampoco estaría de más que se rompiera ese maleficio de que en los últimos 17 derbis nunca le han pitado un penalti a favor a los atléticos. Llueve sobre mojado. Incluso la victoria me encantaría, no pensando en el partido de vuelta, sino en que sirviera para que el lunes la UEFA hiciera justicia y eligiera a Simeone como el mejor entrenador de la pasada temporada. Virtudes ha atesorado en ese tiempo y hasta el minuto 90 de Lisboa tenía un doblete con cuatro veces menos presupuesto que los vecinos. El Cholo ha creado una doctrina que ha servido de referencia para muchos para saber que sobre el campo el dinero no es lo más importante.

Pero en el fondo me encantaría vivir el ambiente que se respiró en la final de la Champions. Las dos aficiones estuvieron maravillosas, dignas de haberse llevado más que un premio a su comportamiento. Este es el fútbol que debemos ensalzar para que luego los protagonistas lo borden en el campo. No me extraña que los que se sientan en el banquillo quieran rotar. La Copa sigue siendo la tercera competición en importancia.