El triunfo del sacrificio escocés

Dejando a un lado que enfrente estaba el Barça, que lo normal es que te obligue a correr más detrás del balón que a tenerlo, pero contando con eso, David Moyes demostró ayer que no le molesta no ser dueño de la pelota y dar la alternativa al rival para salir al ataque con transiciones rápidas que realmente metan el miedo en el cuerpo al rival. Es el estilo que quiere para la Real y lo mostró ayer al mundo entero con su primer triunfo de prestigio desde su llegada al banquillo de la Real. Un buen ejemplo de ello se vio en la primera parte. Sí, los de Luis Enrique dominaron, pero no inquietaron; y los txuri-urdin fueron dominados, pero cada una de sus contadas llegadas inquietaba al ex portero realista, Claudio Bravo.

Pero para poder convertir en efectivo ese estilo, es innegociable el sacrificio, el trabajo y la intensidad de todos los jugadores. Para Moyes es vital que todos corran, todos suban a atacar y bajen a defender, todos metan la pierna, despejen y rematen... quiere un equipo en mayúsculas, por encima de individualidades... aunque luego reclame brillantez en los metros finales. Es lo que pretende, y es como llegó el importantísimo contra el Barça. Sin olvidar la inestimable aportación de Gero Rulli, que en el regreso a Anoeta del mito al que trata suplir en San Sebastián, tuvo su primera gran noche en el fútbol europeo. Y ante un gran. Buen escaparate. Y buen regalo de Reyes para la afición txuri-urdin. Este equipo tiene algo más que como para pelear sólo por eludir el descenso. No es casualidad que los tres primeros, los tres grandes, hayan caído esta temporada en Anoeta.