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Carlitos, Pelé, Di Stéfano y Maradona

Desde el 28 de junio me emociono mucho. Más que antes de ese día. Lo estoy haciendo ahora, al escribir esto. Desde el 28 de junio, día que le dijeron a mi hermano Carlos, mi Carlitos, que padecía Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), ha habido muchos días en los que no puedo contener la lágrima. Pero desde ese día, no he dejado de pelear con mi familia y mis amigos por mi nuevo objetivo vital: buscar su cura. Lucho porque la tiene mi hermano, sí. Y porque puede tocarnos a cualquiera mientras no se sepa de dónde viene esta cruel enfermedad que ni el más degenerado de los psicópatas podría diseñar. Gracias a la forma de ser de Carlitos cada día intento llorar menos. Que conste que también nos reímos a diario. Y mucho.

Ayer también me emocioné. Lo que vivimos en el Estadio Fernando Torres de Fuenlabrada fue un homenaje al fútbol. Fue el homenaje a un futbolista puro que ha complementado sus ingresos ejerciendo también de periodista. Porque Carlitos escribe como jugaba Maradona. Es un Di Stéfano de la pluma, un Pelé del teclado. No exagero: si aún no han tenido la fortuna de leerle, cada miércoles escribe en su blog de El Confidencial. No se lo pierdan. Ni la carta que escribió para Conferencias AFE, que está colgada en muchos vestuarios de España. Un canto al fútbol y a la vida. Carlitos probablemente dio ayer sus últimas patadas a un balón. Se merecía ese pedazo de homenaje. Gracias a todos. Gracias al fútbol. #AporELA.