Nuevo paso atrás del ciclismo

El ciclismo lleva años haciendo auténticos esfuerzos por recuperar su credibilidad. Tal es así, que las tres grandes vueltas están dirigidas por personas sin pasado ciclista. Si queremos partir de cero, quienes lo ensuciaron no pueden ser ahora quienes lo limpien. Bajo esa premisa de un ciclismo más limpio se está buscando, y casi consiguiendo, la regeneración. Las audiencias se recuperan y los patrocinadores vuelven. Dopaje sigue y seguirá habiendo, pero poquito y sin los escándalos de antes. Y en estas nos encontramos cuando en Italia se destapa un asunto de proporciones aún incalculables: al menos noventa ciclistas han estado en tratamiento con el doctor Ferrari. Nombrar al doctor Ferrari es nombrar a la bicha. Se le considera el padre del dopaje.

Lo que haga o deje de hacer ahora se desconoce, pero lo que hizo antaño fue tan grave que en 2002 fue condenado a perpetuidad en Italia. Esto lo saben los ciclistas y deportistas del mundo entero, porque el doctor Ferrari es un personaje que ha trascendido las fronteras. Es decir, cualquiera que trate con él corre el riesgo de ser considerado sospechoso de dopaje, al margen de que está expresamente prohibido mantener consultas deportivas con él como persona sancionada de por vida. A pesar de ello, el informe que se investiga en Italia relaciona a 150 deportistas con el doctor Ferrari, la mayoría ciclistas. Luego dirán que también afecta a otros deportes, atletismo y biatlón fundamentalmente, pero lo que más hay son ciclistas. Por cierto, una vez más.