Inquina contra Carlos Sainz Jr.
Durante los últimos días, desde que se hizo oficial su incorporación a la escudería Toro Rosso de Fórmula 1, he leído y escuchado algunos comentarios insultantes e irrespetuosos contra Carlos Sainz Jr. (sí, ya sé que ahora prefiere que se le quite el Júnior, pero en ocasiones de algún modo habrá que diferenciar que no nos referimos al padre, creo). No merecen mayor atención por lo general, este tipo de reacciones siempre se producen cuando alguien alcanza el éxito. Sin embargo, me sorprende muchísimo que algunos de estos ataques provengan de otros pilotos españoles, algo inaudito a mi entender. Supongo que tanta inquina hacia el madrileño se podría explicar por la frustración o la envidia de quienes la padecen, aunque ni siquiera esos sentimientos tan poco saludables lo justifican.
Que un piloto afirme de otro que alcanza determinado estatus por su apellido, por su dinero o por la ayuda de los patrocinadores roza lo inverosímil. Puedo entender que alguien ajeno a las carreras utilice este argumento como arma arrojadiza, lo que no me cabe en la cabeza es que lo use alguien que, en buena lógica, debería saber bien lo que cuesta ganarse cada palmo de gloria en el deporte. Nadie niega que cualquier piloto, cualquier persona, se encuentra arropado por una serie de circunstancias que pueden resultarle más o menos beneficiosas o lo contrario; sin embargo, una vez en la pista, a la hora de la verdad, sólo el talento y los resultados cuentan. La mediocridad se puede maquillar durante algún tiempo y en determinadas circunstancias, jamás de forma indefinida y a estos niveles. Y afirmar lo contrario tan sólo suena a pataleta de fracasado.