Y se han quedado tan anchos
Competición se empeña en mirar para otro lado. Hasta la afición de La Rosaleda coreó el nombre de Isco cuando fue expulsado. Todo el mundo vio en el campo que la segunda tarjeta amarilla mostrada por Vicandi Garrido al genio de Arroyo de la Miel sólo existió en la imaginación del árbitro de Portugalete. Los aficionados, sean o no madridistas, vieron cómo Isco rebañaba limpiamente el balón a Samu Castillejo. No es cuestión de rearbitrar. Es analizar un error técnico grave. Si no es ni falta, ¿cómo vas a castigar al chaval con una roja que le impedirá jugar ante el Celta?
Apenas quedan entradas para el partido con los gallegos. Familias enteras llegarán a la capital a disfrutar del puente para ver al imperial Madrid de Ancelotti. Todos querían disfrutar de Isco, sumido en un estado de gracia memorable. Muchos peñistas me han mostrado su frustración: “Tomás, el niño estaba ilusionado por ver a Isco, que es su nuevo ídolo. ¿Qué le digo ahora?”. Respuesta directa y al pie. “Amigo, a estos de Competición les da igual el fútbol, el sentido de la justicia y lo que piensen los niños”. La magia ya no tiene sitio en el fútbol...