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Despues de la camiseta, encarguen las katiuskas

Partiendo de la base de que los clubs de fútbol son marcar a las que hay que exprimir para sacar hasta el último euro posible en cualquier rincón del mundo aplicando los colores al merchandising, ya tarda la directiva del Barcelona en sacar al mercado las ‘katiuskas del Barça’.

Las katiuskas (o katiushas), además de una plataforma lanzamisiles rusa de reconocido rendimiento, son esas botas impermeables que sirven para pisar charcos con total impunidad. Únicamente en España se las denomina así a causa de la gran popularidad que tuvo en los años 30 la zarzuela compuesta por el maestro Sorozábal, ‘Katiuska, la mujer rusa’ (estrenada en el Teatro Victoria de Barcelona el 27 de enero de 1931). La protagonista llevaba unas botas de caña alta que inmediatamente se pusieron de moda. En Inglaterra, por ejemplo, a este tipo de botas se las conoce como “Willies” porque allí las popularizó el Duque de Wellington.

Con el club tiritando socialmente con el pollo de los avales, del recurso a la sentencia contraria a la acción de responsabilidad, con la Audiencia investigando el supuesto fraude a Hacienda por el fichaje de Neymar, con la FIFA sancionando al club, con Laporta aporreando la puerta, con Rosell desaparecido en combate, con Douglas en el limbo, Vermaelen en el purgatorio y un aguacero en cada esquina, a la junta actual lo mejor que se les ocurre es patear la tradición y perpetrar una camiseta intolerable para la mayoría de culés de cara al próximo curso. Eso es ir a buscar el charco más cercano y meterse, sin necesidad alguna, hasta los tobillos.

Señores de la Junta, después de esa camiseta incomprensible, vayan encargando las katiuskas blaugrana. Las necesitarán. Muchos charcos pisados, muchos charcos por pisar.