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El récord de Ancelotti

16-0 para la historia. A los grandes hombres se les recuerda por sus frases más célebres (Churchill sería un buen ejemplo de ello), pero especialmente por su obra. Por sus hechos les conoceréis. Ancelotti, sin hacer ruido y sin darse importancia, ya puede salir hoy a tomarse un café por la Puerta de Alcalá y decir a los aficionados mirando a Cibeles: “Soy el primer técnico de la historia del Madrid que alcanza 16 triunfos consecutivos”. Es cierto que el logro aconteció en un día gris, de fútbol intermitente y ante un Málaga peleón que puso el récord cuesta arriba. Pero lo que queda es el desenlace, por mucho que el nudo haya estado trabado y plagado de incidencias anómalas. Ese 16-0, forjado desde la derrota en el derbi ante el Atleti (13 de septiembre), ratifica la salud anímica y futbolística de este proyecto. Ese 59-9 de parcial goleador debe seguir creciendo ahora, aprovechando que el calendario nos deja tres citas consecutivas en el Bernabéu (Cornellà, Celta y Ludogorets). Si el Madrid cumple la lógica y hace pleno, llegará a las 19 victorias seguidas y así dejaría atrás el récord histórico del fútbol español que ostenta el Barça de Rijkaard (18). Motiva mucho quitarle otra conquista a los azulgrana. Esto no debe parar aquí...

Cristiano es humano. Sobrevivir a un partido en el que no marca Cristiano es complicado. Pero el portugués supo sacar la varita de la generosidad y fue el asistente en los dos goles de Benzema y Bale. No marcó, pero jugó muy bien en equipo. Kameni, heroico, se empeñó en amargar la victoria 200 del portugués... ¡en sus 266 partidos de blanco! Yo me quedo con su solidaridad y su calidad en la lectura del juego de ataque. Si Kameni vuela, no es culpa suya.

Un Málaga notable. Gracia está haciendo un trabajo admirable en La Rosaleda. Pese a las bajas de Camacho (su corazón), Juanmi (un incordio arriba) y Amrabat (su magia), el Málaga jugó con ese equilibrio táctico que le permitió dejar seco al Barça de Luis Enrique (0-0). Y arriba, Santa Cruz nos recordó al de la noche mágica de Champions con el Oporto. Su cabezazo final premió el partidazo del paraguayo. Pero el Málaga no pudo evitar las dos sacudidas de Benzema y Bale. El francés firmó su gol 124 de blanco, que le iguala a Pahíño. Es su quinta jornada consecutiva en Liga besando las redes rivales. Este Karim mola mogollón. Y Bale fue más Bale que nunca. Irregular e impreciso, se inventó en el minuto 83 el gol de Carros de Fuego. Cristiano le prolongó la pelota con la coronilla y el galés inició una carrera de 40 metros que dejó atrás a la zaga malacitana. Un ciclón con botas. Su derechazo final fue como la tromba de agua que ha caído estos días sobre la Costa del Sol. Bale es así. Un fenómeno desatado de la naturaleza.

El árbitro. Vicandi Garrido es un novato y le vino muy grande la cita. Los malagueños se quejan de una posible falta de Benzema en el 0-1, pero los madridistas le pueden reclamar con toda legitimidad que pasase por alto tres penaltis claros cometidos sobre Cristiano, Ramos y Bale. Y expulsar a Isco por darle al balón es de traca. La Rosaleda sacó los colores al colegiado aclamando al auténtico ídolo actual del fútbol español.

Dedicatoria. Este triunfo número 16 va por mi sobrino Hugo, nacido hace tres días en La Zarzuela. Con ese nombre será un killer del área. Y madridista. Por supuesto. Ha llegado con un récord debajo del brazo. Este niño está bendecido.