Imposible una Vuelta atrás

Se prepara una Vuelta 2015 parecida a las de las últimas ediciones. Es decir, nos espera otra Vuelta de aúpa. Con no menos de nueve finales en alto. Tampoco puede ser ya de otra manera. Será difícil cambiar la personalidad que ha adquirido la carrera, porque es un modelo que funciona. Las audiencias son altas; la competencia, máxima. Las dificultades son tantas, que hasta puede saltar la sorpresa. Como los años que ganaron Cobo (2011) y Horner (2013). Y no precisamente por falta de rivales. Cobo se impuso ante unos tales Froome y Wiggins; Horner, frente a otros tales Nibali y Valverde. La exigencia de tantos finales en alto no perdona; va eliminando a quienes no vengan en un gran estado de forma, se llamen como se llamen.

Se echa la mirada atrás, y los recorridos sobre los que ganaba un escalador nato como Pedro Delgado producen sorpresa. Sólo tuvieron cuatro finales en alto. En 1985 fueron Lagos, Alto Campoo, Panticosa y Pal; en 1989, Cerler, Valdezcaray, Lagos y Brañilín, en Pajares. Hubo, por supuesto, más etapas de montaña intermedias —famosa en la que Recio y Delgado se la liaron a Millar bajando Navacerrada gracias a un engaño—, pero lo que ha devuelto los aficionados al ciclismo es la garantía de ver a los gallitos luchando por ganar en al menos la mitad de las etapas. Quien se quede atrás, adiós Vuelta. Que cada día pueda pasar algo tiene mucho valor. Por eso es imposible una vuelta atrás. Hay que seguir subiendo.