LeBron y el ‘cortoplacismo’ mediático
La fuerza del proyecto. No sorprende que Memphis, Portland, Toronto y Washington dominen el primer mes de competición en la NBA. Es en el arranque cuando más rédito se le extrae a la costumbre y a la continuidad del proyecto. Los cuatro son, además, equipos sólidos y compensados. Y destaca también el caso de Golden State Warriors, que también mantiene el bloque pero cambió el entrenador. El nuevo, Steve Kerr, se ha desprendido de todo el ego posible y no ha tocado ninguna de la gran cantidad de cosas que ya funcionaban previamente.
El diagnóstico de Cleveland. Es ponerse Cleveland en negativo (6 victorias, 7 derrotas) y la prensa estadounidense comienza a alegar que LeBron James ha perdido un punto de velocidad o la falta de química entre las figuras de los Cavaliers. Ni siquiera el ejemplo de hace sólo cuatro años enjuga el cortoplacismo mediático: en su primer año en Miami, LeBron James perdió 8 partidos en noviembre y a partir de la fiesta de Acción de Gracias ganó 21 de los siguientes 22. La gran y más peligrosa diferencia de estos Cavaliers con la exitosa etapa de LeBron en los Heat radica en las diferencias sustanciales en las virtudes de Kevin Love respecto a las de Bosh, y en las de Marion en comparación a las de Battier.
El vídeo deshidrata el baloncesto. Dice el jugador de Indiana Pacers Lavoy Allen que su equipo dedica más tiempo a ver vídeos que a entrenarse, que es peor que ir al cine porque las películas acaban antes que la sesiones que proyecta el técnico Frank Vogel a sus jugadores. Es la consecuencia lógica de tanto entrenador-jefe que comenzó su carrera haciendo méritos como coordinador de vídeo.