Compromiso, tiqui-taca y tiki-taken

Se presenta España en Vigo a medirse con su sucesora como campeona del mundo en mitad de la polémica del compromiso de Diego Costa, de la cláusula Piqué y del escaqueo de Cesc Fàbregas. La movida del compromiso parecía superada con el buen partido cuajado ante Bielorrusia, pero Vicente del Bosque ha dejado entrever que igual Costa y Cesc se quedan sin sitio si otros están mejor que ellos en la próxima convocatoria, explicando el seleccionador que sería una decisión eminentemente futbolística, una explicación innecesaria que invita a pensar que su ausencia sí podría ser pasarles factura. Antes también había bajado la euforia y el entusiasmo de la afición con su nuevo ídolo, Isco, señalando que había jugado de manera tribunera, que es lo que viene a ser decir que jugó “demasiado fino, demasiado artista”.

Del Bosque es un tipo templado y cerebral, que siempre obra con sentido común. Pero en los últimos días denota cierto nerviosismo. No es normal que un seleccionador diga eso de “que quiten las selecciones” cuando le apretaron en Onda Cero por la ausencia de Costa de la lista y la liberación de Cesc de la convocatoria. Al margen de polémicas, esta noche en Vigo se enfrentan dos modelos análogos. Löw reconoció desde que España le ganó en la final de la Euro 2008 que su modelo era el tiqui-taca. Y tras la derrota en las semifinales de Sudáfrica persistió en imitar nuestro estilo hasta que consiguió ser campeón en Brasil 2014, convirtiéndolo en el tiki-taken.