Marc Márquez ha batido el récord que tenía Doohan, desde 1997, de victorias en un año, con sus trece triunfos. Ya no quedan adjetivos para describir lo que hace este piloto. Pero el auténtico protagonista en Cheste no fue él sino su hermano Álex. En una carrera de una angustia interminable, logró su primer título, una corona que convierte a los hermanos Márquez en los primeros en tener un Mundial. Y en la primera familia con cinco entorchados. Atrás quedan los tiempos heroicos de los hermanos Galí, los primeros españoles que lo intentaron, o de los hermanos Agostini, Sarron o Aoki, por citar otros. Muchos lo han pretendido, pero sólo ellos lo han alcanzado.

Álex ha superado en un año complicadísimo a Jack Miller, un australiano al que Red Bull ve como el anti Márquez (Marc), de ahí su aterrizaje en MotoGP sin haber ganado nada. Su pilotaje me recuerda más a Gardner que a Stoner. Es aguerrido y luchador. También un broncas. Lo que hizo a cinco vueltas del final no estuvo bien. Si con maniobras como ésta no se le quita ningún punto del famoso carné, lo mejor que puede hacer la FIM es tirar a la basura esa parte del reglamento. Álex ya tiene su primer título y ya no tiene que demostrar nada.