Los aficionados al ciclismo pierden la fe en Fernando Alonso

"Echo de menos tus columnas de los lunes", me comentó hace unos días alguien muy vinculado al ciclismo. Después de un intenso verano, es cierto que el blog ha relajado su producción, pero me basta con que una sola persona añore su lectura para retomar la periodicidad y el hábito. Al menos, para intentarlo. Si aun así fallo algún lunes, no me lo tengáis en cuenta. Regresaré.


He manejado varios asuntos para este retorno a los lunes y al final me he decantado por Fernando Alonso. El 7 de octubre ya anticipé en AS que el doble campeón de Fórmula 1 no iba a sacar equipo ciclista en 2015. Algunos cuestionaron la veracidad de la noticia, otros se mostraron escépticos, pero no creo que nadie dude ya a estas alturas. Hasta Paolo Bettini lo ha confirmado: "El proyecto de Alonso está parado y no puedo explicarlo".


Aquella noticia surgió sólo unos días después de que Alonso anunciara un acuerdo con el grupo inversor Novo para potenciar el proyecto ciclista, lo que ayudó a aumentar la confusión. Más recientemente, el propio piloto insistió en que seguirá trabajando en la creación del equipo. Pero esas palabras que hace unos meses hubieran generado esperanza en el pelotón, ahora caen como palabras vacías entre los profesionales y, lo que es peor, entre los aficionados al ciclismo.



Alonso ya estudió en 2009 la formación de una escuadra con Alberto Contador, luego contraatacó en 2013 con la frustrada absorción del Euskaltel, y tras la ruptura con la franquicia vasca anunció que tendría una escuadra propia en 2015. El piloto ha trabajado en ello, como demuestra el fichaje de Bettini para la dirección deportiva, o las reuniones con la Vuelta, con el Tour en París o con el presidente de la UCI en la sede madrileña del CSD (un encuentro del que fui testigo). A mediados de año también contempló la posibilidad de fusionarse con otro equipo. Pero nada de ello fraguó. Tres intentonas al garete.

El problema es que nadie sabe por qué no ha funcionado el proyecto. Ni siquiera su colaborador Bettini. Y precisamente ese oscurantismo, esa desinformación, es lo que ha hecho perder la fe en Fernando Alonso a los aficionados del ciclismo. Su posible desembarco a un pelotón zarandeado por la crisis económica y por un pasado turbio fue recibido como la llegada del maná. Se agradecía que uno de los mejores deportistas del mundo entrara con ideas diferentes, ilusiones nuevas y dinero fresco. El ciclismo desplegó sus brazos ante su inminente aterrizaje, unos brazos que sus dirigentes todavía no han cerrado: "Tienes las puertas abiertas", le dijo Brian Cookson cuando ya dio su equipo por perdido.


Pero los aficionados son otra cosa... Los aficionados se han sentido engañados y minusvalorados. Hubiera bastado con una sencilla explicación de Alonso: "No saco equipo porque finalmente no he logrado el interés de los patrocinadores", "no saco el equipo porque he tenido que centrarme en mi futuro en la Fórmula 1", "no saco el equipo porque el ciclismo no es rentable", "no saco el equipo porque el reglamento de la UCI no me permite desarrollar mi proyecto"... Qué sé yo. Hay múltiples explicaciones posibles, pero todas se han diluido en un torrente de palabras huecas. Al aficionado a este deporte le hubiera bastado con un poco de cariño... Ese mismo cariño que Fernando Alonso dice siempre sentir por el ciclismo.

Lo más visto

Más noticias