El abatido Valverde vuelve a reír
Jamás había visto tan derrumbado a Valverde en sus cuatro años en el Athletic como cuando encajó el 2-0 en Borisov. Ni siquiera con la decepción que supuso perder la semifinal de Copa ante el Betis en los penaltis en su primera etapa. Siempre exige a sus futbolistas que se batan el cobre, tengan personalidad con el balón, se crean mejores que el rival y sean muy verticales. En la posterior conferencia de prensa habló de falta de intensidad y hasta de actitud. Ayer quiso matizar este doloroso último término. Escoció en la caseta, aunque se entendió su encendido discurso.
Su rostro y energía demostraron ayer que quiere enterrar el pesimismo instaurado en torno al equipo. Sus voces de ánimo a los jugadores en Lezama, siempre reclamando fuerza en la presión, y la sonrisa con la que apareció ante los periodistas lo dejaron claro. “¡Vaya lleno, cómo vende la crisis! No esperaba menos”, bromeó. Sabe que debe ejercer de líder para sacar a su equipo del atolladero en Liga y tratar de dar la campanada ante el Oporto en la Champions. Ganar en el Bernabéu es muy complicado, pero ha hecho creer a su plantel que es posible.