La UCI libera a las Federaciones o se harta de ellas

Me disponía a escribir algo sobre Bradley Wiggins cuando en mi correo electrónico ha saltado una llamada: ‘Communication-UCI’. Al leer el mensaje me he llevado una grata sorpresa cuando he visto que el Comité Director de la Unión Ciclista Internacional ha decidido crear un Tribunal Antidopaje independiente para juzgar los casos que antes recaían en sus Federaciones Nacionales. La medida coincide con una reivindicación que llevo tiempo expresando en este y en otros foros. Así que de momento aplazaré mi post sobre el Sir y haré unas valoraciones sobre lo que este nuevo órgano significa, a mi entender, para el ciclismo.

Hasta ahora, la UCI delegaba en sus Federaciones Nacionales los casos de dopaje internacionales, con una propuesta de resolución disciplinaria que unas veces eran compartidas por esa federación, pero otras muchas no. Tenemos el affaire reciente de Roman Kreuziger, que ha sido absuelto por el Comité Olímpico Checo, cuando la UCI requería una sanción por irregularidades en su pasaporte biológico. Más conocido en España es el positivo de Alberto Contador, a quien la RFEC exculpó también en contra de la opinión de la UCI. O anteriormente el proceso de Alejandro Valverde por su implicación en la Operación Puerto.

La UCI ha chocado numerosas veces con las resoluciones de las Federaciones Nacionales, que posteriormente ha recurrido al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). En la misma tesitura se ha encontrado en repetidas ocasiones la IAAF con los atletas españoles, entre los que podríamos citar a Paquillo Fernández y a Josephine Onyia, aunque no hace falta irse tan lejos: actualmente ha apelado la decisión de la RFEA de no castigar a Marta Domínguez por su pasaporte anómalo.

Estas idas y venidas de recursos se convierten en un sinsentido con consecuencias catastróficas para los deportes afectados y muy jugosas para los abogados especialistas en estos pleitos. Por un lado, el proceso se dilata innecesariamente en el tiempo, con paradojas tales como tener a Contador ganando un Giro que luego le va a ser desposeído. Y por otro supone un gasto desmesurado para las federaciones nacionales, a veces golpeadas por la crisis, y para la propia UCI.

Todo esto se podría evitar si las Federaciones Nacionales fueran más ‘obedientes’ y no buscaran el constante enfrentamiento con sus Federaciones Internacionales. Aunque en su descargo también hay que señalar que algunas veces han tenido que resolver los casos sometidas a presiones incluso políticas, como pudimos ver en España con la intrusión de un presidente del Gobierno y de un líder de la oposición hoy presidente del Gobierno.

Ante este panorama me parece coherente que el propio órgano internacional, en este caso la UCI, asuma directamente las decisiones disciplinarias. Así no se llevará sorpresas con las Federaciones Nacionales, a la par que recorta enormemente los gastos y los plazos. Este método ya funciona en la Federación Internacional de Tenis (ITF), aunque ahí me voy a pillar los dedos, porque me cuesta ponerla como un ejemplo en la lucha antidopaje.

El Tribunal Antidopaje de la UCI entrará en vigor en 2015 para juzgar los casos internacionales. Para entonces, la Federación Española de Ciclismo se habrá liberado totalmente de esas funciones, porque los casos nacionales ya habían sido asumidos por la Agencia Española Antidopaje tras la aprobación de la nueva ley. Se cumple también así una machacona reclamación de José Luis López Cerrón desde que llegó a la presidencia, porque, en plena apretura del cinturón, veía marcharse un goloso dineral solamente en litigios.

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