Pitarle sólo aumentará el problema
Recapitulemos. Al término de la temporada 2011-12, Casillas era el ídolo de la afición y el jugador más querido junto a Cristiano. Había caído la Liga de los Récords y la imagen de Cibeles con el portero y el portugués abrazados no permitía imaginar lo que se avecinaba. Mourinho decidió dejarle en el banquillo en Málaga (metiendo en un marrón a Adán) y a partir de ahí la película de terror se la saben ustedes de memoria. Iker pasó de héroe a villano (para una parte de la afición del Bernabéu) y la lesión de la mano, la suplencia en Liga decretada por Ancelotti el curso pasado y el fallo de Lisboa terminaron por dibujar un panorama cargado de minas para el canterano. El Mundial no fue bálsamo, fue castigo. Y en verano, la tarde del Manchester acabó mal (¡y le marcó Chicharito!).
Los goles a balón parado le están condenando, pero justo el de Tiago fue el menos achacable a él. Benzema y los centrales se comieron el balón al primer palo. Pero hay parte de la afición que está con la escopeta cargada y no parece que quieran perdonarle. A mí me parece un error pitarle así siendo el capitán y en una posición tan expuesta como la de portero. Si quieren pitarle, que esperen al final del partido. Iker no se merece este trato. Una pena.