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Funcionó el tapón, no el despliegue

El Barça fue un martillo pilón toda la tarde y no dejó un solo resquicio por el que colarse el Athletic. Pese a la valiente propuesta, fue aguantar el chaparrón mientras se pudo con un inspirado Iraizoz. No hubo manera de enseñar las uñas ni combinando el balón ni jugando al contragolpe. Un grave error de Laporte en el pase interior con el equipo abierto dio inicio al primer gol y la enésima fantasía de Messi contra los leones finiquitaron la disputa. El plan de Valverde de montar un tapón por dentro funcionó en gran parte, pero su equipo no se estiró ni abrió el campo con claridad. La incapacidad para frenar a Jordi Alba y la aparición de Neymar marcaron las justas diferencias. Iturraspe estuvo más pendiente de perseguir que de ordenar y Txingurri no acertó esta vez con los cambios. Ibai y Unai López estuvieron encogidos, y el traslado de Muniain a la derecha multiplicó los problemas a De Marcos. Beñat era quien mejor templaba. Su relevo de calculadora.

Es cierto que el equipo rojiblanco no se descompuso hasta el tramo final y que, con esta puesta en escena, da para ganar en muchos campos de la Liga. El Athletic necesita cambiar el chip desde ya. Viene el peligroso Shakhtar, con menos nombre del que tiene su fútbol. Otra noche mágica para San Mamés a la vuelta de la esquina, aunque tres días después, ante el Granada, hay otro partido tan importante o más. Quedarse descolgado en la Liga, obligará a no poner todos los sentidos en la Champions. Urge no fallar en casa.