Publicidad, viajes y pocos voluntarios
“No hemos preparado el partido como se debía”, lo dijo Juan Carlos Navarro nada más acabar la debacle ante Francia y las palabras del capitán siguen resonando a la hora de intentar explicar el inesperado fracaso. Porque, quizás confiada tras arrasar a los bleus en la primera fase (88-64), España se tomó los días previos con una relajación impropia de unos cuartos de final de un Mundial. El lunes, Sito Alonso, ayudante de Orenga y miembro del cuerpo técnico con más experiencia al primer nivel, viajó hasta Bilbao para firmar como nuevo entrenador del Bilbao Basket.
El martes, víspera del encuentro, fueron los jugadores los que tuvieron un día movido. Al entrenamiento matinal voluntario sólo acudieron Ibaka (gimnasio) y Claver (sesión de tiro). Ricky Rubio aprovechó para presentar un videojuego y Marc Gasol se fue a Barcelona para asistir al nacimiento de su primera hija. El pívot de Memphis se quedó allí a dormir, se perdió el último entrenamiento antes de cuartos y regresó la misma mañana del choque. Le acompañó a la Ciudad Condal su hermano Pau, aunque éste volvió esa misma tarde y sí se entrenó con el resto del equipo por la noche.
Un trajín sobre el que se preguntó ayer a José Luis Sáez, que afirmó que era un tema ajeno a él: “Todo lo que incumbe al régimen interno está en manos del entrenador”. Pero lo cierto es que esta flexibilidad con los jugadores es parte fundamental del éxito del llamado Método FEB. Desde el experimento fallido con la mano dura de Aíto, se ha concedido a las estrellas una capacidad de autogestión enorme. Por eso, los NBA españoles acuden a la Selección mucho más que los del resto de países. Están cómodos, se divierten y, generalmente, ganan. No esta vez y ahora les toca analizar si, como insinuó Navarro, se les fue la mano.