En Inglaterra ya ha empezado la caza de Roy Hodgson
Hodgson no gusta. Los resultados ya casi no importan. De hecho, ni siquiera el nivel mostrado durante los partidos. Van a por Roy Hodgson, el seleccionador inglés. ¿Quién pide su cabeza? La prensa, para empezar. Tras un Mundial nefasto (un solo punto, ante Costa Rica, cuando Inglaterra ya estaba eliminada), ya no hay vuelta atrás: para qué perder el tiempo en hablar de las verdaderas razones que impiden el crecimiento de la selección, cuando es más fácil, atrae más la atención y crea más titulares una caza y captura del seleccionador. Lo demás, parecen pensar, es demasiado complicado, aburrido, necesita investigación, estudio, análisis. De fútbol, no se habla.
Números. Así que se aprovecha un desliz en su inmaculada imagen de padre bondadoso para hurgar en la herida, para acabar con su prestigio. Para poder volver a presumir, ahora que los medios apenas tienen presencia o influencia en los clubes y solamente mantienen su poder con la selección, de haberse cargado a otro mánager. Resulta que, tras un decepcionante 1-0 ante Noruega, un periodista recuperó una estadística: dos tiros a puerta en todo el partido de los ingleses, uno de ellos el penalti que les dio la victoria. A Hodgson le molestó que no se contaran los tiros que fueron bloqueados, un poste y por lo general la actitud ofensiva del equipo. Ese detalle, pues, era “absolutely fucking bollocks” (de difícil traducción: algo así como “una chorrada impresionante”, pero mucho peor). Ya había titular, ya había tema, no se habla de otra cosa que de su lenguaje.
Sin carisma. En todo caso, no parece que la cacería parta sólo de los medios. Parece es algo más. La selección atrae muchísimo dinero, es una marca de considerable peso aunque de menos prestigio. Y Hodgson no encaja en el producto. Es demasiado mayor, sin aura, sin mensaje, sin un estilo que haga soñar. Tiene muy pocos apoyos. Sobra.