El homenaje de ‘Petete’ Camarillo a Alberto Fernández
A Ángel Camarillo Llorens (Madrid, 11-3-1959) le llamaban Petete porque iba a las carreras cargado con sus libros de Económicas. Cuando logró sus dos triunfos de etapa en la Vuelta a España, uno en 1982 y otro en 1985, ya era licenciado universitario, una rareza en el ciclismo de aquella época. Tan infrecuente como que te toque una quiniela de 14, como supo en 1984 ya en la salida de Jerez. Sus dos victorias fueron dos calcos: sendas galopadas en solitario que desembocaron en Logroño, la meta de hoy.
En 1982 ganó la 5ª etapa desde Reinosa tras una escapada de 217 km. “Menudo lío en el que me metí”, comentó después de darse una paliza contra el viento. Tres años después su director en el Zor, Javier Mínguez, se le acercó en la salida y le arengó: “¿Te acuerdas de tu victoria en Logroño?”. La 8ª etapa salía aquel 1 de mayo de Aguilar de Campoo, donde estaban enterrados Alberto El Galleta Fernández y su mujer Inmaculada, que habían fallecido en diciembre en un accidente de tráfico cuando volvían de recoger el premio a mejor ciclista del año en Madrid. Los organizadores de la Vuelta y los dirigentes del equipo visitaron esa mañana el cementerio, donde depositaron un ramo de flores y unos maillots en su memoria.
Espoleado por su recuerdo y con el permiso del pelotón, Camarillo rindió homenaje a su excompañero con otra fuga de 177 km. “Le debíamos algo así. Su muerte nos tenía aprisionados”, dijo en la meta. Emocionado.