El club puede tropezar en la misma piedra de la Novena
No siempre se aprende de los errores que uno ha cometido en el pasado. El tiempo cura las heridas, pero también debilita la memoria. Por eso conviene refrescarla en situaciones de ‘alto riesgo’ como la que ahora vive (y sufre) el madridismo militante. Cuando el Madrid conquistó la Novena en Glasgow, el club fichó a Ronaldo (bendita la hora), pero no apuntaló el resto de la plantilla.
Un verano más tarde, la llegada de Beckham (cuyo puesto estaba bien cubierto por Figo) fue acompañada de una cuádruple marcha que deshizo la química y la física del equipo: Makelele, Hierro, Morientes y McManaman. Los tres primeros habían sido titulares en Hampden Park y el inglés fue clave en la semifinal con el Barça (marcó un golazo en el Camp Nou) y había sido titular, con gol incluido, en la final de 2000 ante el Valencia. Traer un crack cada verano no garantizaba ser más solvente si te quitabas de encima a Makelele, considerado por sus compañeros como el “motor” de aquel equipazo. Veo ahora peligrosas similitudes...