La ley de la oferta y la demanda
Hace un año Di María planteó irse. Quería renovar cobrando el doble. No aceptaron su petición y a cambio le pusieron por delante a Bale. El argentino masticó durante meses su venganza hasta que llegó la famosa tocada de sus partes. Lejos de perjudicar al club, sus ganas de demostrar que valía lo que estaba pidiendo, dispararon su cotización. El pasado verano se hablaba de 40 millones por un hipotético traspaso y acaba marchándose al Manchester por casi el doble de dinero. Negocio redondo para todos ya que el jugador también dobla su ficha. ¿Alguien se acuerda ya de Özil?
Y con un guión distinto, el caso Khedira también tendrá un final feliz. Manda el mercado. El alemán ha rechazado una oferta de renovación generosa que se le planteó antes del Mundial de Brasil. Prefiere arriesgar y quedar libre en junio. Eso no siempre sale bien. Tenemos muy reciente el caso de Víctor Valdés. Así las cosas, el club está dispuesto a utilizarle y que su cotización suba aún más de cara al mercado de invierno, siempre y cuando no venga alguien con un cheque la próxima semana. De una u otra forma, la contratación de Khedira está ya amortizada. Y en medio Ancelotti, que está convencido de tener una plantilla mejor que la del pasado año.