Un regreso con ilusión y humildad

El Córdoba regresa a la Primera División después de 42 años y lo hace con humildad e ilusión, con un proyecto basado en la juventud y ciertas dosis de veteranía. Han sido muchos años de travesía por el desierto para una afición que nunca dio la espalda al club y que ahora vive momentos de euforia contenida con este regreso a la élite tantas veces soñado. Llega el momento de tomar el relevo de los que hicieron grande a esta entidad hace muchos años y el contexto es ideal para ello. El club se ha profesionalizado, la afición responde como siempre y a ilusión pocos equipos superarán este año a los blanquiverdes.

Este Córdoba tendrá unas señas de identidad basadas en el ideario de Albert Ferrer y en lo que él vivió en su etapa de jugador: paciencia con el balón hasta encontrar huecos en ataque, rapidez arriba y sorpresa, partiendo desde la zona de tres cuartos de campo y con solidez defensiva. De hecho, este equipo está hecho desde atrás hacia arriba. Así subió a Primera y así pretende mantener la categoría añadiendo esa posesión y buen trato del balón que pretende Ferrer. No será un camino fácil. Son muchas caras nuevas a las que aún podría añadirse un delantero que complete la línea más floja del equipo. Ante el Real Madrid comienza una nueva etapa, un nuevo ciclo que cuenta con el empuje y el respaldo de toda una ciudad, toda una afición que estará presente en el regreso a la Liga de las Estrellas. La permanencia es el único objetivo y a partir de ahí, crecer y afianzar el proyecto.