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Sigue sin aparecer el mejor Bale

Es inevitable echar de menos al Gareth Bale del Tottenham. Del mismo modo que es imperativo que jugadores como él (al igual que James o Di María) reduzcan su área de influencia porque en el Madrid está rodeado de más calidad. Pero hay otra razón por la que el galés juega con ese corsé: como jugador británico que es, su educación futbolística se ha basado en su fuerza, en su velocidad que tan bien funciona en la Premier, pero no en sus conocimientos tácticos o en su lectura del juego. Sigue siendo muy útil, claro, goleador y asistente, pero si se hubiera criado en nuestro país, podría haber aplicado su poderío físico para imponer su autoridad más a menudo. Ayer, en la primera parte, faltaba juego entre líneas ante un Atlético muy encerrado, pero el galés se empeñaba en buscar el uno contra uno y en dar siempre el pase hacia adelante.

Se repliega un poco más que el año pasado, forzó la amarilla de Siqueira muy pronto, consiguió que se atacara más por su banda porque a Cristiano se le veía delicado, y en la segunda mitad un magnífico primer toque (que aplicó a varias acciones durante el partido) le permitió un disparo con el pie derecho, quizá la mejor ocasión antes del gol madridista de última hora. Hace más, pues, que en su primera campaña, pero da la sensación de que no puede ser el Bale que deslumbró al mundo. No hay duda que está en el nivel y el club que quería, pero, ¿se disfruta lo mismo cuando se debe ajustar su intuición al servicio del equipo?