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La conjura de Antonio para Cardiff

Pocos quedan en la plantilla que sepan lo que supone para el Sevilla y el sevillismo la figura de Antonio Puerta, pero muchos son los trabajadores del club que se empeñan en que en el primer equipo siempre se tenga constancia de lo que fue. Los jugadores son como son, algunos se inmiscuyen más y otros viven en su mundo, pero por el Sevilla y el sevillismo no queda. El viernes se volvió a demostrar con otra edición de su trofeo, con la pancarta “Puerta Presente” coronando el gol norte, con la afición pidiendo a los suyos la enésima muestra de atributos masculinos para poder doblegar al Real Madrid mientras el escalofrío del saque de honor de Aitor Puerta, hijo de Antonio, aún recorría las espinas dorsales de todos los que acudieron al Ramón Sánchez Pizjuán.

Han pasado siete años desde esa Supercopa en Mónaco ante el Milán que nunca se debió jugar. La UEFA, tan sensible, y con razón, en temas como el racismo y la xenofobia, no tuvo a bien suspender un partido en el que los profesionales sevillistas tuvieron que jugar dos días después de enterrar al compañero que había abierto las puertas de la gloria. Es por ello que esta Supercopa significa mucho para el Sevilla. Título si se gana y trofeo veraniego si se pierde, el Sevilla acude con las cuentas pendientes de aquella noche en la que lo tenía todo para ganar al Milán. Todo menos a Antonio. No será fácil, delante estará el campeón de Europa, pero el sevillismo ya aleccionó a los suyos el viernes. Una conjura que va de Mónaco a Cardiff, de Antonio a Aitor.