Vender porque todos no caben
Di María lleva meses pidiendo, mediante emisarios, que le gustaría cambiar de aires, que tiene no sé cuántas ofertas. Pues bien, ha llegado el momento de materializarlas. La obligación de los representantes y familiares de los jugadores es filtrar que hay un montón de equipos interesados y que lo que están dispuestos a pagarle a su futbolista dobla lo que cobra en la actualidad. Cuando se sientan las partes en una mesa la cosa ya cambia. Ni el equipo comprador llega a las cifras que se habían hablado de traspaso ni el jugador tiene para firmar el contrato de su vida. Y en esas estamos con Di María. ¿Hay interés en venderle? Sí, pero no a cualquier precio.
Intuyo que la planificación de la plantilla se está haciendo sin contar con él. Ahora mismo centrocampistas con vocación ofensiva, jugadores desequilibrantes con gol, sobran. Si Di María se queda, Ancelotti volverá a tener el problema de la pasada temporada pero multiplicado por dos. El italiano no conoce la reacción de los recién llegados si chupan banquillo, pero sí sabe perfectamente cómo se las gasta el zurdo argentino. Esa es una baza a favor del jugador para presionar y juega en contra del Madrid, al que se le ven en exceso las ganas de colocarle en el mercado.