Juan Jiménez / Alfredo Matilla

El miedo de Koné, las disculpas de Lampard y la Viagra en el fútbol

Lío. Mientras el Racing agoniza, Koné tiembla. El costamarfileño, héroe con 18 goles este curso, acordó en enero ir a Osasuna cuando los impagos le obligaron a denunciar a su club. Después, dio marcha atrás por solidaridad con sus compañeros en pleno sufrimiento, aplazó su fichaje al verano y regresó para plantarse en la Copa y subir a Segunda. En la celebración, los cánticos se cebaron con Osasuna por quitarle a su perla mientras él reía y bailaba. Eso escoció en El Sadar. Al ariete le entró miedo, y como además sus dos equipos ya están en la misma categoría, rompió el acuerdo (no firmó el contrato original) y renovó en El Sardinero otros cuatro años. Osasuna ha denunciado el caso pero el Racing lo ganará. Si es que vence antes a Hacienda.

Perdón. Otro que no ha tenido un fichaje sencillo ha sido Lampard. Nada más llegar al New York City los medios le recordaron que en el 11-S (2001), cuando acababa de debutar en el Chelsea con 23 años, se mofó de unos turistas estadounidenses en Heathrow por la tragedia de las Torres Gemelas. Al parecer bromeó bebido junto a Terry, Gudjohnsen y Morris. Pensaba que todo se había olvidado pero tuvo que disculparse: “Lo lamento. Era joven e ingenuo. Soy bueno. Iré al Memorial a presentar mis respetos”.

Entrevista. Respeto es lo que no tuvieron con Jesús Navas. El extremo del City, que suena para ir cedido al Sevilla, respondió a las preguntas que llegaron al hashtag #AskJesus creado por el club. La iniciativa fue trending topic por las bromas con más de 16 millones de interacciones y más 12.000 menciones. Entre las más recurrentes, tratarle como Jesús el Mesías y piscinero. “¿Por qué andas sobre el agua y te tiras en el campo?”, decía uno. El City no tiene ganas de repetir la experiencia.

Remedio. Ayer circulaba el rumor de que los jugadores de San Lorenzo tomarían Sildenafil (Viagra) para jugar hoy en La Paz las semifinales de la Libertadores contra el Bolívar tras ganar 5-0 en la ida. El objetivo era mejorar el riego sanguíneo y evitar la asfixia por la altitud. Los chascarrillos corrieron como la pólvora hasta que el preparador físico, Bruno Militano, lo aclaró. “No lo usaremos”. La sorpresa es que no desmintió la utilización del recurso: “Existe. Hay estudios en EE UU que aseguran que hay gente que corrige así ese mal de altura”.