NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Alonso convence con hechos

Como creo que no tengo que esconder mi admiración y respeto por Fernando Alonso (como tampoco lo hago con Márquez o Nadal), en ocasiones hay quien considera que puedo resultar poco objetivo en mis apreciaciones. Es cierto que las opiniones son libres y todos nos podemos equivocar; sin embargo, cuando la unanimidad es tan manifiesta como la que se ha producido tras el GP de Hungría pienso que ese criterio se valida de forma incontestable. El segundo puesto del asturiano con un monoplaza muy inferior al de sus rivales disfruta de un valor objetivo que nadie puede rebatir con argumentos serios. Le ayudó el acierto de Ferrari en esta ocasión con la estrategia, pero él fue quien remató con maestría una carrera excepcional.

Hungaroring, lo sabemos, no es un circuito de velocidad pura, lo que no significa que tener un monoplaza rápido deje de ser importante. Pues bien, el que pilotaba el español era el decimoséptimo en este registro, con sólo cinco más lentos que el suyo, y a nada menos que 14,9 km/h del más veloz, el Williams de Bottas. Esa diferencia se aprecia cuando un vehículo adelanta a otro en una autovía, pero en competición es un auténtico abismo. Al margen de este registro esclarecedor, su coche tampoco tracciona como los mejores y es bastante más inestable aerodinámicamente. Su gran cualidad hasta el momento es la fiabilidad, lo que sirve más para no perder carreras que para ganarlas. Así que creo que hacen falta pocas más razones para ser alonsista con orgullo.