El problema es la propia ACB

La Asamblea de la ACB ratificó la expulsión del Bilbao de dicho organismo, y se quedó tan pancha. El Bilbao está ahora condenado a desaparecer. Como han ido desapareciendo tantos y tantos clubes. El problema, por tanto, no es del Bilbao, es del baloncesto. Pero no del baloncesto en general, sino del baloncesto de clubes, y más concretamente de los mal llamados clubes profesionales. Porque profesional, entendiendo como tal aquel que es capaz de vivir con sus propios recursos, no hay ninguno. Ni siquiera el Madrid y el Barcelona. Al Madrid y al Barcelona les quitas el dinero que reciben del fútbol, y se quedan en nada. Los otros clubes viven de las subvenciones públicas, y como éstas andan a la baja, la situación es crítica para todos.

Ya lo advirtió el CSD con un estudio económico que ponía los pelos de punta. Cundió el nerviosismo, se convocó un concurso para buscar un mirlo blanco, se produjeron reuniones, pactos y traiciones. Al final se pusieron de acuerdo el Madrid y el Barcelona para que saliera elegido Francisco Roca, y la primera decisión es echar al Bilbao, que estará bien echado, pero ¿quién será el siguiente? Porque la situación que provocó la alarma no ha cambiado, que yo sepa. Fundamentalmente, el sistema de competición. Un sistema que no interesa a las televisiones. Los equipos se pasan jugando ocho meses sin que los partidos apenas tengan trascendencia de cara al título. De eso no se habla. Por eso el problema es la propia ACB, que no sale de su burbuja.