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Lautaret, Izoard y Risoul, un día durísimo para el pelotón

Ayer vimos a un gran Alejandro Valverde. Nunca lo había visto arriesgar tanto de cara a una clasificación. Demostró que, tras Nibali, es el más fuerte. En la subida trabajó muy duro para dejar fuera del podio a Richie Porte, pero el gran beneficiado de ese trabajo fue el italiano del Astaná que no dio relevos al murciano y a Pinot, cosa que sí hacen los grandes ciclistas cuando queda el grupo de los más fuertes cerca de meta. Lo mismo hizo después con Majka y Konig de los que se aprovechó y luego les dio la puntilla. Yo diría que en el país de los ciegos el tuerto es el mejor y eso es lo que ocurre con el Tiburón del Estrecho en este Tour. Pero con Contador y Froome en carrera, el asunto sería distinto. Eso sí, Nibali mostró que da igual que haga calor o frío, ya que si uno está fuerte muy poco pueden hacer los demás.

Francia con Bardet tiene una joya. Ayer, a pesar de su juventud, demostró que algún día podrá ganar el Tour. La etapa de hoy será la jornada más dura de esta edición, con un puerto al principio como Lautaret, que son 70 kilómetros hasta coronar, luego el Izoard, un puerto bonito donde los escaladores como Contador o Luis Ocaña solían atacar, y aprovechaban para sacar diferencias... Pero ante la falta de éstos, no creo que nadie ataque hasta el último puerto, que es el Risoul. Un final de etapa terrorífico con llegada en alto y en la que solo hay dos bajadas. El resto es siempre hacia arriba.