El año que Valverde apuntó a hombre-Tour
La única vez que el Tour llegó a Gérardmer venció Pieter Weening (5-4-1981, Harkema), entonces un cachorro de 24 años del Rabobank y ahora un resabiado veterano de 33 del Orica Green Edge, que también tiene dos etapas del Giro en su palmarés (2011 y 2014). Hizo falta foto-finish para resolver el triunfo con Klöden. Desde aquel 9 de julio de 2005, ningún holandés había vuelto a ganar hasta que lo hizo Lars Boom el pasado miércoles en Arenberg.
A 27 segundos llegó el grupo de los gallos con Alejandro Valverde (Las Lumbreras, 24-4-1980) al frente. La etapa era distinta a la de hoy. No acababa en alto, sino tras coronarse el Schlucht. Ahí se montó un zafarrancho. En un momento dado, el murciano se vio arriba con Armstrong, Ullrich, Vinokourov y Moreau. “¿Se imagina con esos mismos en la gran montaña?”, le preguntó la prensa. “Claro que me lo imagino, porque uno siempre debe imaginar y soñar con cosas”, dijo con seguridad.
No era un farol. Tres días después, Valverde ganó la 10ª etapa en Courchevel en duelo directo con Armstrong. ‘¡Tenemos hombre-Tour!’, tituló AS en su portada. ‘Valverde es el heredero’, reincidía Juanma Trueba en su crónica en las páginas 2-3. “Es mi día más grande”, admitía Alejandro, quinto a 3:16 del líder.
Pero la euforia se desinfló pronto. En las siguientes tres etapas fue atendido por el médico del Tour, hasta que se retiró. La causa oficial: tendinitis rotuliana en la rodilla izquierda tras golpearse con el manillar en la crono por equipos de la 4ª etapa. “Me voy sabiendo que puedo con el Tour”, dijo. Nueve años después, apura posiblemente su última oportunidad.