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Eras un cascarrabias, pero el mejor futbolista del mundo

Amigo, te echaremos de menos. No sabes cuánto. Entrar al Bernabéu y verte ahí, observar tus fotos, tus trofeos y saber que ya no estás, no me ha gustado. He sentido miedo. A tí tampoco te gustaba. Huías de situaciones así siempre. Sufrías mucho viendo dolor. Te mereces todo lo que te han hecho, todo lo que te han honrado y homenajeado... La gente te quiere, Alfredo. Y han respondido a lo grande. Fuiste un monstruo, has sido grandioso. Eras un cascarrabias, pero el mejor futbolista del mundo, el mejor que yo he visto. Recordaba ayer en el Bernabéu que contigo era jugar con catorce porque estabas en todos los sitios. Conocíamos lo que era un delantero centro, pero llegaste tú y eras el delantero centro, el que metía goles, el que defendía, el que repartía. Te lo he dicho mil veces y te lo repito hoy: eres el más completo que yo he visto nunca. Te enfadabas si no ganabas. No te gustaba perder nunca. Ni al fútbol, ni a las cartas...

Tú nos diste más valor a todos. Si no llegas a venir al Madrid no hubiéramos ganado esas cinco Copas de Europa primeras o tantas Ligas. Nos daban dinero si ibas tú, valíamos más si tú jugabas. Eras la figura. Cierto que teníamos un buen equipo y lucíamos todos, pero tú eras nuestra estrella, el que nos guiaba...

Me gustaba tomarme un vinillo de vez en cuando contigo, disfrutaba recordando nuestras anécdotas. El último día que te vi fue un día antes de jugar la final de la Champions en Lisboa. Estabas convencido de la victoria. No te equivocaste. Viniendo de Santander para despedirte pensaba que lo que más me duele de todo es que ya no te volveré a ver más, pero tú si nos vas a seguir viendo desde ahí arriba. Con Puskas, con Don Santiago, con tantos otros... De lo que sí estoy convencido es de que seguirás siendo del Madrid. Hasta siempre, Saeta...