Mas Zicos y menos Scolaris

La derrota de Brasil redefinió el significado de humillación. Ya se veía venir que este equipo no llegaría lejos jugando así, pero 1-7 es simplemente inaceptable. Que este Mundial sirva como una catarsis. Que selle el fin del fútbol pragmático y cobarde en el país del jogo bonito. Que sirva para que haya un cambio radical al frente del deporte brasileño y volvamos a recobrar la historia de la canarinha. Que actúe para que tengamos nuevamente más Zicos que Scolaris. Más creatividad e imaginación que paternalismo y comodidad. Esta humillación tiene que servir para que los dirigentes y entrenadores se den cuenta de que no se puede vivir sólo del nombre, del pasado.

Hay que evolucionar, aprender de los errores y tener la humildad de entender que sólo con tradición y camiseta no se gana. Es sintomático que no haya ningún técnico brasileño en grandes clubes europeos. Brasil fue un equipo juvenil, casi amateur, ante a una selección profesional, de hombres, que fue Alemania. El país del fútbol tiene que volver a hacer protagonistas a sus cracks, el toque del balón. Y tendrá que comenzar de cero, para volver a ganar la confianza de su hinchada y el respeto de los rivales.