Un campo de minas en el Tour
Llega el famoso pavés en el Tour. La organización dice que es todo un campo de batalla para la carrera. Más que un campo de batalla, diríase que se trata de un campo de minas, y a quien le pille una, mala suerte. Los ciclistas van a tener que atravesar nueve tramos infernales que totalizan 15,4 kilómetros. El más largo, de 3,7 kilómetros. El primero, en el kilómetro 87 de la etapa; el último, en el 149, a 6,5 kilómetros de la meta. Nueve tramos son muchos tramos. Son nada menos que nueve posibilidades de caerse o de romper la bici. Lo menos que puede suceder es perder un minuto. Si es más con respecto a los favoritos, adiós Tour. Froome atravesará este campo de minas herido por lo de ayer. Es quien peor lo va a pasar.
Pase lo que pase, se tratará de un accidente. Como le sucedió ayer a Froome. Mas no es lo mismo engancharse en el pelotón y caerse, que eso le puede suceder a cualquiera, que poner un campo de minas en la carrera. Eso es provocar el accidente. Los ciclistas tragan con todo. El pavés estará muy bien, será muy espectacular, estará muy bien visto en Bélgica y norte de Francia, pero a los ciclistas no les tiene que hacer ninguna gracia jugarse el Tour a cara o cruz. Además del serio riesgo de caída, y por tanto de consecuencias imprevisibles, los Contador, Valverde, Froome, Nibali y media docena más de ciclistas llevan todo el año preparando esta carrera y no sería justo ver eliminado a alguno por un accidente ‘provocado’. Hay otros campos de batalla más idóneos.