Messi eligió ser argentino
Poco antes de comenzar el Mundial, desde la AFA me pidieron que escribiera un artículo sobre Messi para la revista oficial de la delegación albiceleste en la Copa del Mundo. Pero, ¿cómo contar a Messi sin caer en la retórica? Y entonces entendí que si de idiomas hablamos, bien valdría la pena que los mejores psicopedagogos del mundo se sentaran a analizar por qué Messi, la multiestrella que desde hace más de diez años vive en Barcelona, sigue hablando como Lionel, un rosarino de raza, que ha batido un récord en la historia de la lingüística: no cambiar el estilo de su discurso ni sus guiños gramaticales, a pesar de haber sumergido la mayor parte de su vida en otra cultura.
Basta con escuchar un rato de alguna de las tantas entrevistas que ya ha concedido en este Mundial para preguntarse cómo alguien puede seguir teniendo gestos tan argentinos en el habla —hasta vuelca su boca hacia un costado, como los tangueros—. La conclusión es que Messi elige una y otra vez ser argentino. Comprobé así que sus piernas trabajan en Barcelona, sus goles triunfan en Europa, pero su corazón y su mente siguen viviendo en Rosario. Esa es la mejor manera de contarlo. Messi eligió ser argentino.