Patrick Keil: el juez del ‘caso Festina’ acabó en la cárcel
El Tour visitó quince veces Lille, pero la ciudad está más asociada a la ronda por el nombre de un juez que por sus ganadores: Patrick Keil (1-6-1963, París), el instructor del caso Festina, un escándalo de dopaje que puso patas arriba la carrera en 1998. El detonante fue la detención del masajista Willy Voet en la frontera franco-belga con un arsenal de sustancias dopantes en el maletero. Luego se sucedieron los registros, las detenciones (incluidos ciclistas como Virenque o Zülle o médicos como Nico Terrados), los plantes en el pelotón, las espantadas de equipos (entre ellos los cuatro españoles: ONCE, Banesto, Kelme y Vitalicio)...
Pero años después, este menudo juez de 1,57 metros y 47 kilos cayó en desgracia. En 2000 se le denegó el traslado a la isla Reunión. Aterrizó en Carcasona y cayó en el alcoholismo: “Me bebía hasta una botella y media de whisky al día”. Su mujer se divorció y se llevó a sus tres hijos. En 2005 le asignaron otro destino: Montpellier. Allí conoció al dentista Gilles Payan, un ‘amigo’ que le prestaba dinero, pero que se cobró sus favores con información de casos en instrucción. Keil fue detenido por ello en 2008 y pasó tres meses en prisión preventiva por corrupción, lo que acabó con su carrera judicial en 2009. En 2012 fue condenado a un año. “Es justo y proporcionado”, dijo el ya exjuez. En esas fechas había vuelto a vivir a Lille, donde se convirtió en gerente de una empresa inmobiliaria, pero el cambio sólo le sirvió para ser otra vez detenido por falsificación y fraude.
En pleno infierno, Keil escribió un libro: ‘Du barreau aux barreaux’ (Del tribunal a los barrotes). Ahí recuerda que en 1998, la Fiscalía le advirtió: “No toques al Tour ni a los ciclistas”. Presume de no haber hecho caso. Y desde entonces, su vida entró en barrena.