Messi está detrás de algo grande

Se le nota en la mirada. En sus goles. En ese liderazgo silencioso. En su efectividad para marcar goles vitales para su selección. Messi está detrás de algo grande. Suficiente motivo para mantener ilusionado a un país con 40 millones de entrenadores. El protagonismo de Messi en la era Sabella es indiscutido. De sus 42 goles en la albiceleste, 25 fueron con este entrenador. Es el pichichi del ciclo Sabella y autor de cuatro de los seis goles argentinos en este Mundial. Incluso, en la Argentina no había un futbolista que marcara goles en todos los partidos de la primera fase de una Copa del Mundo desde Corbatta en el 58. Con un gol más igualará a Maradona en el 86, nada menos. Una bestialidad de crack. Pero a Leo no le basta: quiere más.

Argentina tiene al Maradona del 86. Pero no a un Ruggeri. Esa solidez en la defensa es lo único que necesita para convencerse de que puede recuperar la Copa que persigue desde hace 28 años y dos días. Del resto se ocupa Messi. El escritor mexicano Juan Villoro contó que cuando un niño quiere una bicicleta es capaz de muchas cosas. Cuando un hombre juega como el niño que quiere una bicicleta, es el mejor futbolista del mundo. Ese es Messi en este Mundial.