Costa Rica, más que una amistad

En Costa Rica hay un factor que ha sido vital para la hazaña en Brasil: más que compañeros, los jugadores son como hermanos. No sólo en la cancha. Ver cómo tiran una pared, lanzan una broma, un abrazo, cómo sonríen y lloran juntos, y cuando no se ven, se pasan casi siempre comunicando por redes sociales o el móvil. En el país más feliz del mundo según ránkings sociales, existe un carisma de los pocos que quedan en el mundo. Quien visita Costa Rica suele extrañarse por el trato mejor que en casa, por un saludo en las mañanas o un favor de un desconocido. Ese factor ha sido inyectado en el ADN del equipo que puso de cabeza a Uruguay, Italia e Inglaterra, y que está a la espera de marcar un hecho sin precedentes. En el primer entrenamiento en Brasil, el lateral Mora sufrió una lesión que le marginaba del Mundial. Su compañero de cuarto, Tejeda, lloró a su lado, lo consoló como un padre. Llegó el resto de la delegación, incluido el goleador Álvaro Saborío, al que le pasó lo mismo. Al igual que Saborío, el grupo decidió que era vital tenerlo en la concentración.

Semanas antes, el carrilero del Everton, Bryan Oviedo, recibió la noticia de que no podía actuar en la cita por la rotura de tibia y peroné que tuvo en enero, y allí estuvo rehabilitándose en la cancha donde los demás pulían la estrategia mundialista. Los ticos hasta dedican sus triunfos al exzaguero del Aalborg, Dennis Marshall, fallecido en un accidente de coche en 2011. a estancia en el autobús, en el avión, en el hotel siempre es divertida. Cantan, bailan, se retratan incluso en derrotas. Esa es la selección donde todos son capitanes, la que solo tiene los colores de un país, la que tiene a la humanidad entera diciendo “Pura vida”.