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Romario, Dilma y la extraña Copa de la política

Apreciado Charles Miller, esta tarde en Brasilia me he topado con la Convención del Partido del Trabajo que ha proclamado a Dilma Rousseff candidata de nuevo a la presidencia de Brasil. Sí, ya sé que le extraña. Una mujer y de izquierdas, pero ese es otro tema, porque si yo le contara lo nuestro no íbamos a acabar. El caso es que Dilma, que tomó el relevo del histórico dirigente sindical Lula da Silva (que cuando entró en el Palacio Presidencial puso porterías de fútbol en el jardín), sabe que gran parte de su éxito depende de cómo vaya la Copa. El fútbol y la política, por mucho que traten de engañarnos, señor Miller, van más unidos de lo que parece. Y, en Brasil, más. Si el fútbol es complicado, la política ni le cuento, porque además es de lo más habitual que jugadores, una vez retirados, opten por la carrera política. Romario, sin ir más lejos, está de actualidad por un embrollo digno del culebrón de las ocho. Se lo explico: Romario, que es del PSB-RJ, partido muy crítico con Dilma y el PT y que por tanto pide el voto para que Eduardo Campos sea presidente, ha pactado en Río con Lindbergh Farias, al que apoyará para que salga gobernador. El caso es que Lindbergh es del PT y, por tanto, apoya a Dilma. A cambio, Lindbergh, exlíder de los Caraspintadas que hicieron dimitir a Collor de Mello, promocionará a Romario para senador por Rio. ¿Le ha quedado claro? Menos mal que en nada empieza un partido.

*Charles Miller desembarcó 1894 en el puerto de Santos con dos balones de reglamento. Se le considera el introductor del fútbol en Brasil.